Dejad que os lo cuente mientras os bebéis vuestras cervezas. Lo cierto es que es una
historia fascinante…
Mi asaltante era un hombre alto, con un bigote fino bigote,
que vestÃa un horrendo traje blanco con lÃneas de color verde claro verticales
con un sombrero de ala corta y unos zapatos a juego.
El señor bigote fino me salió al paso en un callejón justo
detrás del restaurante Nighthawks que suelo usar para acortar a la hora de
acudir a mis citas nocturnas en el centro de la ciudad ya que me queda justo en
frente a casa.
El tipo en cuestión me amenazo con una navaja pidiéndome con
voz balbuceante, probablemente por el alcohol o las drogas, mi cartera y mi
rolex de oro blanco.
Quien me conoce sabe que soy un tipo diplomático y
persuasivo por lo que probé a dialogar con él para que no me hiciera daño a
cambio de llevarse solo mi dinero permitiendo que me quedase con mà magnifica
cartera y mi reloj que era un recuerdo de familia…
Pero el maleante no
atendió a razones e insistió en llevárselo todo de una forma cada vez más
agresiva, por lo que me vi obligado a intentar forcejear con él para
arrebatarle su navaja. Lo cual me valió un corte en la cara y otro en el brazo
que me causó un gran disgusto ya que me rompió mi traje nuevo y sendas heridas
que me asustaron lo suficiente para entregarle todo lo que me pedÃa…
Asà se lo relate a la policÃa y asà consta en el informe que
ellos realizaron y que probablemente languidece en un archivo.
Aunque lo cierto es que en esta pequeña historia que acabo
de contar tenÃa unas pequeñas mentiras en ella…
Tres para ser más exactos:
La primera es que las lÃneas del traje del señor bigote fino
no eran verdes sino de color purpura que sencillamente le quedaban a un peor
que si hubiesen sido del color que le dije a la policÃa en mi sincera opinión.
La segunda es que es que su sombrero no era de ala corta
sino de ala ancha.
Y la tercera mentira y quizás la más importante, consiste en
que aquel hombre no era un asaltante sino un pobre diablo que se encontró
conmigo en el peor momento y lugar posibles.
Oh no me miréis asÃ. No soy un monstruo.
Lo cierto es que todo ocurrió en el callejón tras el
Nighthawks como he contado, pero en realidad fue un par de horas antes de lo
que declaré.
Sencillamente acudÃa a mi reunión semanal con mis hermanos
del culto cuando recordé que en esa ocasión me tocaba a mà llevar un “invitado”
a presenciar los prodigios que obramos en nuestro sótano secreto con ayuda de
aquellos poderes que las simples mentes no iniciadas nunca llegarÃas a entender, pero que suelen tener
un precio…
Pero bueno me estoy yendo por las ramas.
La cuestión es que la providencia estuvo de mi lado en ese
momento y quiso que mientras entraba en
el callejón viera aquel tipo fumando apoyado en la pared esperando a algo que
ni sé y sinceramente, no me importa.
Como he dicho antes soy un tipo diplomático y persuasivo e
intenté convencer a aquel tipo para que me acompañara a tomar algo, tal y como
estamos haciendo ahora, pero aquel tipo se creÃa demasiado importante para
congeniar conmigo asà que me tuve que poner un poco violento y os puedo
asegurar que en mi orden podemos cuando nos lo proponemos...
El tipo se defendió con una navaja pero mis poderes le
superaron rápidamente dejándole inconsciente y ocultándolo en el contenedor de
basura hasta que pude contactar con un hermano que trajo su coche que se llevó
al señor bigote fino al culto mientras yo acudÃa a urgencias a que me curaran
las heridas y ponÃa una denuncia falsa obligado por los médicos.
Quizás os preguntáis porque os cuento todo esto… Bueno, creo
ver en vuestros ojos que hace como cinco minutos que ni me escucháis, pero
igualmente creo que os merecéis una explicación.
Lo cierto es que hoy hay otra reunión y me toca llevar un
invitado de nuevo, asà que esta vez he decidido hacer las cosas bien y con
tiempo invitándoos a una cerveza y explicándoos esta interesante historia entreteneros mientras el polvo que os eché en
la bebida, cuando fui a buscarlas, os hiciera efecto.
Y supongo que asà ha sido ya que tenéis la cara de corderos
idiotas que me describió el maestro cuando me los dio y que es la señal de que
ahora haréis lo que quiera…
Asà que si sois tan amables de acompañarme. Pronto empezará
una noche de prodigios y vosotros tendréis el honor de ser el pago que los haga
posible…