La Batalla del Fortín 1
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Los gritos de guerra de los barbaros cuando se lanzaron a la carga
corriendo pro la llanura contra el fortín lograron ahogar incluso el estruendo
que los mosquetes de piedra mágica producían cada vez que uno de sus tiradores
accionaba el gatillo.
La primera línea de hombres semidesnudos y con los brazos
cubiertos de runas en color rojo se vino abajo casi por completo, tras las dos primeros
descargas al igual que la segunda, pero detrás de esas decenas de muertos
venían unos centenares más de sus compatriotas, que recogían las escalas y
ganchos con cuerdas que los otros soltaban y con los que pretendían superar la
muralla del fortín.
-¡Esta mierda se desvía a la izquierda!-grito uno de los tiradores
de pelo rojo como el fuego y cara con forma de gota invertido mientras le daba
su fusil tetra cañón al niño que esperaba detrás de él que repetidamente le
alcanzo otra arma ya cargada.
-¡¿Cómo mierda se van a desviar estas cosas?!- Le espetó el
compañero que estaba a su derecha.
Como el otro tenía el pelo rojo aunque su rostro quedaba medio
oculto bajo una prominente y descuidada barba del mismo color que le llegaba
hasta el pecho donde ocultaba en parte la pechera de cuero donde estaba
estampada la cruz azul que formaba el escudo del Sacro Imperio Caeruleus.
El barbudo giro una ruedecilla de hierro que estaba en la parte trasera del cañon de
su fusil haciendo que este rotara hacia la izquierda dejando paso a uno
nuevo cargado que encajo con un chasquido metalico en la posición superior:
-¡Deja de ser un puto inútil y apunta bien!- Tras este grito
levantó de nuevo y a través de la mira ampliada de cristal fijo a un hombre que
portaba una enrome lanza y le metió una de las balas triangulares en el
corazón.
-¡Que te jodan Skipo!- Le respondió el otro mientras disparaba dos
veces más su fusil-. ¡Sabes que soy el mejor tirador de este estercolero! ¡Así
que si fallo es culpa de esta mierda con cuatro cañones que nos hacen usar
ahora!
-¡Silencio en la línea!-Les gritó una nueva voz con tono
autoritario.- ¡O disparáis u os juro que os tiró del matacán con esa mierda
bárbara!
Apenas si se habían apagado aquellas palabras pro el estruendo de los
fusiles la descargar de nuevo cuando surgió el ruido metálico por debajo de ellos.
Skipo dejo de disparar un segundo para asomarse y ver como las puertas del
fortín se abrían.
Por ellas surgieron medio centenar de caballos con jinetes
acorzados de cargaron en diagonal hacia
el lado derecho del enemigo llevándose por delante a docenas de ellos gracias a
sus enormes bestias de guerra o sus espadas.
Tras romper parte del ala derecha del ejercito bárbaro cabalgaron
hacia la llanura con tal de dar la vuelta y volver cargar contra ellos.
Entonces una figura se separó del resto de enemigos.
A diferencia de los demás no llevaba un arma como tal sino que a
través de su mira Skipo pudo ver que
llevaba un simple bastón decorado con plumas y lo que parecían pequeñas
esculturas de piedra.
Giró de neuvo la rueda rápidamente mientras observaba como aquel enemigo
gesticulaba con las manos y abrió su boca en dirección a la caballería. El suelo comenzó a ondularse
ostensiblemente y de él surgieron varias rocas que entorpecieron a los caballos
haciendo que muchos jinetes acabaran por los suelos con sus monturas encías o
siendo pisoteados por sus compañeros que intentaban esquivarlos.
Cuando el cañón de su fusil terminó de girar hasta uno nuevo
cargado disparó contra él al igual que cuatro
compañeros por lo que pudo contar antes de que aquel hechicero se desplomara
con varias heridas en el cuerpo y el cráneo destrozado:
-¡¿Has visto eso Skipo?!- Trono la voz de su compañero a su
izquierda.- ¡Entre ceja y ceja incluso con esta mierda desviada!
Skipo iba responderle con
un nuevo insulto cuando las palabras murieron en su boca:
-Por la luz de Caeruleus…- Murmuro mientras su rostro perdía el
color.
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