Guerra de Frases 5

19:30

Abandonamos nuestros sueños por miedo a poder fracasar, o lo que es peor, por miedo a poder triunfar

La pequeña cocina  estaba en la penumbra de la escasa luz anaranjada del crepúsculo que se colaba a través de la persiana  bajada hasta la mitad.

Los armarios y el mármol en su día fueron blancos pero que ahora son amarillentos, al igual que la cocina de tres fogones, que el paso del tiempo y la suciedad se habían ocupado de que su aspecto impoluto de cuando salió de la fábrica ya no fuese ni un vago recuerdo en la mente de su dueño.

Junto a ellos una pequeña mesa redonda de madera con las patas de hierro manchado de oxidación y topado por un viejo hule con el dibujo de flores. Y a su alrededor se disponían tres sillas a juego con ella. En ellas se encontraban tres ancianos sentados con las manos apoyadas en la mesa y en silencio sus ojos se miraban los unos a los otros esperando a que uno hablara:

-Hemos tenido una buena vida.-Declaró el que estaba más cerca de la puerta al fin.

Tenía la cara redonda y el pelo blanco completamente largo hasta el cuello.

-Desde luego- afirmo el que estaba a su izquierda con el pelo rubio de un color apagado y sin vida desde hacía mucho y un rostro afilado con arrugas alrededor de los ojos azules y turbios por la edad-, una vida llena de recuerdos es una buena vida.

-Pues yo creo que podría haber sido mejor.-Declaró el tercero un hombre calvo y con el rostro cuadrado lleno de arrugas y una mandíbula firme.- Tenemos recuerdos pero hace mucho que no tenemos sueños…

El silencio descendió sobre la cocina de nuevo mientras los otros ancianos clavaban sus ojos fatigados en el calvo:

-Bueno tenemos sueños cada noche, aunque no los recordemos- declaró el de pelo blanco sonriendo-. O eso dicen al menos.

-Es cierto.- Comentó el rubio mientras asentía a las palabras del otro.- Yo anoche soñé con que volvíamos a la playa de vacaciones… O eso creo, nunca me acuerdo del todo de mi sueños, sé que había arena pero no recuerdo donde era exactamente…

-Yo no me refiero a sueños oníricos amigos- repuso el calvo con tono tajante-. Si no a aquellos sueños que teníamos en la infancia. Los sueños realmente importantes que iban a hacernos especiales…

-Ya se cuales dices- contestó el rubio con una sonrisa nostálgica-. Todos esos sueños  locos de infancia que nos iban hacer ricos y famosos.

El silencio cayó entre los ancianos de nuevo mientras cada uno se hundía con su mirada perdida en sus propios recuerdos durante casi cinco minutos.

Al fin el de cabello blanco  preguntó a los otros dos:

-¿Por qué abandonamos esos sueños?

- Abandonamos nuestros sueños por miedo a poder fracasar, o lo que es peor, por miedo a poder triunfar.-Declaró solemne el calvo mientras miraba a sus compañeros con ojos tristes.

>>Tuvimos miedo a fracasar o más bien a la tristeza que nos hubiera comportado ver como el mundo destrozaba nuestros sueños.

-El primer paso para el fracaso es intentarlo-la voz del rubio fue apenas un susurro.

-Eso es lógico- comento entonces el de pelo blanco-, quien quiere perder el tiempo, el esfuerzo y la alegría en algo que no puede salir nunca bien. Por ello que todo el mundo abandona siempre sus planes y sueños de infancia, crecemos y vemos que el fracaso es una opción.- se calló de nuevo pensándolo durante unos segundos antes de concluir con un susurro:- Es algo un tanto triste.

-Muy triste- concedió el rubio.

-Lo que no le veo sentido es a eso de tener miedo al éxito- continuo hablando el de pelo blanco fijándose en el calvo que estrechó los ojos mientras le escuchaba-.  Ósea, ¿Quién puede tenerle miedo a conseguir sus objetivos y triunfar en la vida?

-Alguien que prefiere lo malo conocido a lo bueno por conocer- el tono de voz de calvo se volvió un poco más duro y agrio mientras respondía dirigiendo sus ojos al anciano de pelo rubio apagado-. Alguien cuya visión del mundo hace que prefiera vivir en el sueño de su éxito y en su perfección hasta el punto de que se olvide de llevarlo a cabo. O quizás que tema más a las expectativas o al trabajo que surgirían de cumplir su sueño que prefiera abandonarlo todo antes de enfrentarse al reto por buena que sea la recompensa…

>>Alguien que nunca ha sabido ver cuando debía continuar y no abandonar un buen plan- añadió aun fijo en el anciano rubio-, y prefirió ser olvidado a recordado por la facilidad que eso comporta.

-Tiene sentido- comento el de pelo blanco mirando también a la tercera persona que había sentado a la mesa.

-Mucho sentido- concedió también el rubio abstraído en sus pensamientos y ajeno a las miradas de los otros dos.

-Aunque nunca es tarde por mucho miedo que le tengas al fracaso o al éxito- añadió el de pelo blanco con una sonrisa.

-Nunca es tarde para intentar recuperar un sueño- dijo el calvo aun mirando al distraído tercer miembro de la mesa seriamente.

De nuevo la conversación murió dejando que el silencio cayese en aquella cocina en la penumbra del atardecer.

Un anciano con el pelo rubio apagado y ojos azules turbios por la edad parpadeo para ahuyentar el sueño de sus ojos e irguió su espalda en la vieja silla para observar la estancia y las otras dos sillas alrededor de la mesa vacías que hacía ya unos años que nadie ocupaba.

Durante un momento pensó en que había soñado con algo realmente importante. Un sueño con sus mejores amigos, hacía tiempo fallecidos, hablando sobre sueños o algo así que le había enseñado algo importante, pero tras pensarlo un poco se encogió de hombros y decidió que no se acordaba por lo que no sería importante...

-Los sueños nunca suelen serlo-murmuró para sí mismo mientras que se ponía de pie y con un suspiro de cansancio se disponía a prepararse algo de cenar para acabar un día más en su tranquila vida.


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